Pese a la suba, los beneficiarios del Plan de Inclusión están cada vez más lejos de cubrir la canasta para no ser indigentes
El 10% anunciado por el gobernador Alberto Rodríguez Saá se traduce en $6720 en los bolsillos de los beneficiarios puntanos en un contexto cada vez más complejo ante la escalada inflacionaria. En un año perdieron más de 11 puntos respecto a la canasta básica alimentaria.
El Gobierno provincial avanzó en una actualización del 10% en los haberes de la administración pública desde trabajadores estatales hasta funcionarios y beneficiarios de planes sociales. Lo cierto es que el impacto no es el mismo en todos los estratos.
Para los sanluiseños que cobran el Plan de Inclusión Social la suba solo fue del $6720 en total, sin tener en cuenta el descuento de la obra social provincial Dosep. Esto llevó la mensualidad a $73.920, muy lejos del ingreso mínimo para los cuidados básicos.
Es que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), precisó que la canasta básica de julio que debe contar una familia para no ser considerada indigente llegó a $111.642, mientras que $248.962 para no caer debajo de la línea de la pobreza.
Otra forma de verlo es que faltan $44.442 para llegar al mínimo de ingresos.
En el caso de buscar una actualización salarial para alcanzar la canasta de indigencia, debió ser de alrededor del 66%. De esa forma el beneficio llegaría al número informado por el Indec.
“Venimos viendo con preocupación los incrementos de precios de los últimos días, preocupación que compartimos con los trabajadores, los gremios y la sociedad", con ese argumento, Rodríguez Saá comunicó la suba.
Y elogió a su Gabinete, principalmente al ministro de Hacienda Pública, Eloy Horcajo: “Llevan la Provincia de maravilla, los números están re bien. Podemos hacer estas cosas (los incrementos), podemos seguir creciendo, todo, todo”.
De esta manera, los aumentos para este sector (alrededor de 26 mil beneficiarios, según el Gobierno) no alcanzan ni siquiera a cubrir la inflación interanual.
En la comparativa, la canasta básica alimentaria subió en un año un 125,7%, mientras que el beneficio un 114,2%, es decir, 11,5 puntos porcentuales menos.